7. REENCUENTROS.
Debieron de
pasar las horas pero, por su golpe en la cabeza, Noelia no se acordaba de nada
de la tarde en la piscina.
Cuando
intentó abrir los ojos vio que estaba en una pequeña sala blanco y a su lado un
mujer de unos cuarenta años sentada en una silla a su lado.
-Menos mal
que te has despertado- dijo la enfermera- están todos muy preocupados por ti.
-¿Qué… qué
ha pasado?- preguntó Noelia aturdida y desconcertada.
-Una
compañera del campamento te empujó a la piscina y te golpeaste la cabeza contra
el suelo. Te trajo aquí el padre de un chico del campamento en su coche.
Una sonrisa
se dibujó en la cara de la malherida. Jorge. Seguro que es el.
-Disculpe-
comenzó a decir la chica- ¿antes ha dicho que todos estaban muy preocupados?
-Sí, una
monitora, dos chicas y cuatro chicos.
Claro Ana y
Sara pero, ¿cuatro chicos? Carlos, Pablo….¡Mario y Jorge!
-Voy a
preguntar a ver si alguien quiere pasar a verte.
-Gracias-
terminó Noelia.
Vio como
Sara y Ana entraban en la habitación. Al verla en ese estado, Sara rompió a
llorar.
-No llores
guapa- le dijo Noelia a su amiga.
-¿Cómo te
encuentras?- le preguntó Ana.
-Mejor,
gracias. Aunque no recuerdo quien me empujó al agua.
-¿No lo
adivinas?- dijo Sara enfadada- fue Paola.
Noelia no se
sorprendió, tenía una ligera idea de quien podía haber sido.
-Pero bueno
no te preocupes, los monitores están hablando con ella.
-Verdaderamente
todo me pasa a mí- dijo Noelia- y todo es malo.
-No todo- le
dijo Ana- Jorge está aquí.
Noelia no
sabía que decir, lo mejor era no verle.- ¿le decimos que pase?
-No, no.
Dile a Mario que pase el, por favor.
-De acuerdo-
respondieron las dos amigas confundidas.
Salieron de
la habitación y apareció un chico alto, delgado y moreno. Mario. El chico
misterioso que a Noelia le había robado el corazón.
-Hola- dijo
Noelia.
-Hola- dijo
el con un suspiro- ¿qué tal estás?
-Algo
mareada.
-Si quieres
me voy y te dejo descansar.
-No- saltó
automáticamente la chica de la camilla- estoy bien, tranquilo.
Noelia veía
algo diferente en Mario. Cuando se sentó a su lado lo veía más maduro, como si
en dos días hubiese dejado de ser un niño a ser un ``hombrecito´´ de quince
años.
Mario le cogió
la mano a Noelia y esta veía como el chico se aguantaba las ganas de llorar por
verla en su estado.
-Siento
mucho todo lo que te estoy haciendo y te hice pasar- dijo Noelia soltándole la
mano y secándose las lágrimas, se iba a quedar más seca que la mojama de tanto
llorar.
-No digas
eso- le dijo el buscando su mano entre las sábanas- sabes que el que te lo estás
haciendo pasar mal soy yo, habiéndote contado lo que siento.
-Te
agradezco el que lo hayas hecho.
-¿Por qué?-
preguntó Mario sentándose en uno de los bordes de la cama donde se hallaba la
chica.
-Porque me
he dado cuenta de que, gracias a tu, estoy enamorada.
A Mario se
le nubló la vista cuando la chica de su vida dijo aquella frase.
-Ya lo sé-
dijo Mario con los ojos humedecidos- de Jorge ¿no?
-¡No tonto!
De ti, te quiero, Mario.
Al oír eso
el chico se quedó congelado, no podía creérselo. Llevaba ocho años enamorado de
ella.
-Lo dices
enserio. ¿Estás segura?
-Nunca lo he
estado más. Quiero olvidar todo lo que tuve con Jorge. Creo que en el fondo
siempre me gustaste pero no me había dado cuenta.
-No sabes
cuanto deseaba que llegase este momento- dijo Mario sollozando.
-Pues ya ha
llegado- le dijo Noelia.
La chica se
intentó levantar de la cama para ver de cerca a su chico, este vio que le
temblaban los brazos y fue a ayudarla. Cuando ella se levantó posó su mirada en
los ojos verdes del chico. Mario la agarró de la cintura, era delgada y notaba
como le temblaba todo el cuerpo.
La gente
veía a Noelia como una chica morena, de ojos color miel y a la vista de esas
personas, dura por fuera, pero por dentro era dulce, sensible y frágil. Para el
era la chica a la que le habían entregado su corazón. Su chica.
Mario hizo
el amago de besarla, Noelia no puso resistencia, pero, por mala suerte, Jorge
entró en la habitación. Se quedó mirando a la pareja.
-Me voy para
que podáis hablar- le dijo Mario a Noelia dándole un beso e la mejilla.
-Vale.
Cuando Mario
salió de la habitación, Jorge se acercó a la chica. Noelia retrocedió unos
pasos.
-¿Cómo te
encuentras?
-Bien,
gracias- dijo Noelia fría como un témpano de hielo- y tu ¿qué tal?
-Bastante
bien, con novia.
“Lo sabía, este
chico es un mujeriego. Que rápido se olvida de mi.” pensaba Noelia.
-Pues ya
somos dos. Estoy con Mario.
-¿Con ese
enclenque?- se asombró Jorge.
-¡No es
ningún enclenque!- gritó enfadada- es un chico maravilloso.
-¿Y que lo
hace tan maravilloso?
Noelia no se
pensó dos veces la respuesta que le iba a dar a ese descarado.
-Pues que si
me ve con otro chico, y lo único que hago con el susodicho es hablar, no se
enfada conmigo ni se abalanza sobre el cuello del otro chico y le rompe el
labio.
Jorge sabía
a lo que ella se refería. Miró fijamente los ojos color miel de su exnovia.
-Siento
mucho todo lo que pasó y te pido perdón por eso- le dijo.
-Te perdono-
dijo Noelia de mala gana- pero lo hecho, hecho está y ya no hay vuelta atrás.
La vida no tiene un botón de rebobinar, Jorge.
Pensativo,
el chico se dirigía a la puerta, la abrió y se detuvo. Porque le ha dicho que
tiene novia si es mentira, ¿será para ponerla celosa y que vuelva con el? No,
ella ya ha encontrado a un chico que la hará feliz de verdad.
Se dirigió y
le dijo adiós a la chica.
-Que seas
muy feliz, Noelia.
-Que seas
muy feliz, Jorge.
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