SOBRE EL BLOG:

Hola a todos/as:
En este blog encontraréis un libro que he escrito yo misma. Amor, traiciones y amistad se esconden en este libro.
¡ESPERO QUÉ OS GUSTE! :) :)

sábado, 18 de agosto de 2012

Título:


CONOCE A LOS PERSONAJES.

NOELIA: Es la protagonista de esta historia. Cuando tiene quince años
irá a un campamento con sus mejores amigos dónde su vida cambiará hasta que tenga los dieciocho.
Es simpática, estudiosa y muy enamoradiza.













MARIO: Es el más listo de todo el grupo. Este chico moreno, de ojos verdes y gran personalidad, le demostrará lo que siente a la protagonista de esta historia.














SARA: Es la hermana de Mario. Además de ser la chica más mayor del grupo, es la más extrovertida, pasa de los estudios y la encanta salir de fiesta.













ANA: Es la más dulce y sensible del grupo. Esta chica rubia, de ojos azules y de estatura más bien baja, se ha enamorado de unos de los chicos del grupo desde que ambos tenía siete años, ¿pasará algo entre ellos?














CARLOS: Es la pieza fundamental de este grupo de adolescentes. Pelirrojo, de grandes ojos azules y divertido y, en casos muy particulares, es muy reservado y tímido.
Cuando tenga dieciocho años revolucionará la vida de Sara.














PABLO: Hace creer que es el más macarra y chulo del grupo pero, en el fondo es de los más sensibles y callados. Pero, eso sí, que nadie se meta con él. Se volverá de esa manera cuando le demuestre lo que siente a una de las chicas de este grupo.












JORGE: Noelia lo conoce en el campamento de hace tres años, acaban saliendo juntos durante un corto periodo de tiempo. Pero, este chico rubio, ojos claros y muy galán, se hace pasar por algo que no es y engaña a Noelia con otras de las chicas del campamento.














PAOLA: Sensual, extrovertida y luchadora. Así es Paola, la chica que acabará conquistando el frío corazón de Jorge. En el verano se dará cuenta de que se ha comportado muy mal con todos los amigos que forman ese grupo y, junto con Jorge, se disculparán.













LUCAS: Es el primo de Jorge. Musculoso, pelo rubio y rizado y grandes ojos azules oscuros, pasará unos días con su primo en una de las muchas casa de sus padres.
A Sara no le gustará mucho su visita, ¿habrá pasado algo entre ellos?


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Capítulo 1.


1. EL COMIENZO.

                 
Para Noelia era el día más caluroso de todo lo que llevaba de verano, pero no le importaba porque ese era el día en el que ella y sus mejores amigas; Sara y Ana embarcaban en una nueva de sus aventuras, su primer campamento de verano.
Noelia llegó con sus padres a la estación de autobuses donde, ella, sus amigas y muchos más chicos, cogerían el autobús a la diversión asegurada.
A lo lejos le pareció ver dos figuras muy conocidas.
-¡Sara!- gritó la chica entusiasmada. Noelia le dio dos besos y un abrazo a su amiga, y lo mismo hizo con su hermano, Mario. Se conocían desde que tenían ocho años.
-¿Qué tal estás?- le preguntó Mario a su amiga.
-Muy nerviosa, pero es nuestro campamento y lo pasaremos genial.
Cuando por fin llegó Ana, la tercera chica, se despidieron de sus padres y montaron en el autobús. Allí vieron a Carlos y a Pablo, los saludaron y las puertas del autobús se cerraron, había comenzado lo mejor del verano.
-Bueno chicos- comenzó a decir uno de los muchos monitores del campamento- bienvenidos al mejor campamento de vuestras vidas. Lo comenzaremos con nada menos que diez horas de autobús así que por la noche a dormir, porque como montéis jaleo hacéis todo lo que os quede de camino andando ¿entendido?
La primera impresión de todo el autobús no fue muy buena, pero daba igual.
Cayó la noche, todos dormían, bueno no todos, Noelia no podía pegar ojo solamente de los nervios que tenía en el cuerpo. Su hermana mayor había vivido muchas experiencias en el campamento, una de ellas fue su primer beso. Ahora ella tiene veintidós años, pero recuerda su primer campamento como si lo hubiese vivido ayer.
Noelia y sus amigos tenían quince años, a Sara y a Ana ya les habían dado el primer beso, menudas son ellas, pero este no era el caso de Noelia, ¿y si se lo daban en el campamento? Pero ahora ella no quería pensar en eso, así que cerró los ojos y se durmió con las ganas de comenzar el día de mañana.
A la mañana siguiente un fuerte estruendo despertó a los seis amigos, ¡habían llegado al campamento! Ana, Sara y Noelia se abrazaron de la emoción que sentían.
Bajaron del autobús, había un montón de chicos y chicas, algunos aún dormidos, otros ya estaba conociendo gente, pero seguro que ninguno tenía las ganas de comenzar de Noelia.
Cogieron sus mochilas y se las cargaron al hombro. Caminaban hacia donde iban a montar las tiendas de campaña, de camino un chico rubio, alto y de más o menos la misma edad que Noelia. La paró.
-Hola, ¿tu no ibas en mi autobús verdad?- preguntó el chico misterioso.
-No mis amigas y yo hemos ido en el pequeño- le dijo Noelia señalando a sus amigas.
-Por cierto, soy Jorge.
-Encantada, yo soy Noelia y mis amigas Ana y Sara- dijo ella cogiendo de la mano a sus amigas.
-¡Chicos venid aquí!- llamaron los monitores- hay que montar las tiendas de campaña.
Las tres amigas se pusieron con sus tres amigos para formar uno de los grupos de las tiendas.
Cogieron su correspondiente tienda y se pusieron manos a la obra.
-Noelia, ¿puedes ir a por una piqueta? Nos falta una- le dijo Carlos.
-Claro, vuelvo enseguida.
Noelia se acercó a una gran caja verde donde estaban guardadas las piquetas. De camino fue mirando a su alrededor. Pudo ver a más de cien chicos entre once y dieciséis años trabajando y estrechando lazos juntos.
-Oye que esa piqueta es mía- dijo un chico gordo de unos dieciséis años.
-Lo siento- le dijo Noelia devolviéndosela.
-No tranquila, quédatela-dijo guiñándole un ojo- soy Álvaro encantado y este es Ángel, mi hermano pequeño.
-Soy Noelia.
A ella no se la habría ocurrido decir que Álvaro y Ángel  fuesen hermanos. El primero era el típico creído que lo tenía todo muy sobrado y su hermano un macarra que no hablaba.
Llegó contenta, con su piqueta en la mano adonde estaban sus amigos.
-¿Cómo es que vienes tan contenta?- preguntaron Pablo y Sara a coro.
-Tengo una corazonada- dijo mirando a todo el campamento.

Capítulo 2.


2. SUPERSTICIONES.


Pasaron los días en el campamento y los monitores reunieron a todos los chicos en el comedor para darles una noticia.
-Chicos- comenzó a decir el jefe del campamento- quiero que sepáis que mañana empezaremos una travesía que durará cuatro días aproximadamente.
Todos comenzaron a quejarse de esa noticia que para ellos era lo peor que les podían decir.
-Pero no olvidéis que esta noche haremos un pequeña velada, pero ahora a comer- acabó diciendo otro de los monitores.
A la hora de comer Sara, Ana y Noelia se sentaron junto a Mario, Carlos, Pablo y Álvaro. Diego un niño de once años apareció para darle una nota a Noelia.
-Gracias- le dijo ella -¿sabes de quien es?
-De mi hermano- se adelantó Álvaro.
Noelia la abrió y comenzó a leerla:

TE ESPERO EN LOS BAÑOS
DESPUÉS DE LAS TAREAS
ÁNGEL.

-¿Qué querrá?- preguntó Ana.
-Viniendo de mi hermano, miedo me da- respondió Álvaro.
Una vez acabadas las tareas, Noelia se acercó a los baños y desde lejos puedo ver el enorme ego de Ángel.
-Recibí tu nota- dijo Noelia- ¿qué quieres?
-Me gustaría decirte que…bueno que… me gustas.
Noelia se quedó helada, sin saber que responder.
-Mira me siento alagada pero…
-Lo sabía, no sientes lo mismo- dijo el chico cabizbajo.
-Lo siento.
-No importa, quedamos como amigos ¿no?
-¡Claro!- dijo ella con una sonrisa.
Llegó la noche y con ella el momento que todos estaban esperando.
Para hacer las veladas el campamento tenía como una especie de anfiteatro donde se celebraban todos los actos.
Noelia, como pasó mucho calor por el día y pensando que también lo iba a hacer por la noche, no se cogió el abrigo.
Se sentó en las frías escaleras, sola, porque a Ana le dolía mucho la tripa y Sara se había quedado con ella en la enfermería.
Tiritaba de frío, se lamentaba de no haberse puesto el abrigo.
-¿Estás bien?- le preguntó la voz de Jorge.
-S-s-si- tiritó Noelia.
-¿Quieres mi abrigo?
-No, no quiero que pases frío por mi culpa, pero gracias.
-Vale como quieras- dijo Jorge alejándose.
Pasaron unos cinco minutos, Noelia ya no sentía prácticamente las manos, hasta que sintió como algo le tapaba los hombros.
-Te he dicho que no me hace falta- replicó ella.
-Yo también puede llegar a ser muy cabezota- dijo Jorge colocándole su abrigo por encima.
Noelia se sentía un poco mejor, pero Jorge podía ver como sus temblores no cesaban, así que le pasó el brazo por los hombros.
-¿Te importa?- le preguntó a la chica.
-No, para nada- le respondió colocando su cabeza en el hombro del chico.
De pronto, Noelia sintió como un hormigueo por dentro, algo que nunca había sentido, se había enamorado de Jorge.
Paró de tiritar y sentía como su amigo la acariciaba el pelo mientras le acompañaba a su tienda.
-Gracias por el abrigo_ le dijo ella devolviéndoselo.
-No hay porqué darlas- le dijo apartándole el pelo de la cara y le dio un abrazo.
-Buenas noches.
-Buenas noches, preciosa.
Noelia vio como el chico de sus sueños se alejaba caminando, sin dejar de mirarla.
Noelia entró en a tienda.
-Buenas noches, preciosa- se burló Mario.
-¡Cuéntanoslo todo!- saltó Ana que ya parecía encontrarse mucho mejor.
-No ha pasado nada. Buenas noches a todos- dijo Noelia metiéndose en el saco de dormir, sin dejar de pensar en él.

Capítulo 3.


3. PENSAMIENTOS.         


A la mañana siguiente los monitores del campamento despertaron a toda la gente a las cinco y media de la madrugada.
-Bueno y… ¿qué pasó con Jorge?- preguntó Mario intrigado.
-Normalmente cuando uno se despierta se suele decir buenos días o algo por el estilo- le respondió Noelia  entre carcajadas- y no pasó nada.
Noelia salió de la tienda y se encontró a Sara y a Ana sentadas en el suelo esperándole.
Estuvieron hablando y al cabo de un rato apareció Álvaro con un ojo morado. Automáticamente Sara se levantó para preguntarle qué o quién le había hecho eso.
-¿Qué te ha pasado?- preguntó ella con los ojos como platos.
-Al salir de la tienda de campaña me he tropezado con una de las piquetas y este es el resultado- dijo Álvaro señalándose el ojo del golpe- bueno me boy a buscar a mi hermano antes de que se meta en algún lío del que luego no pueda salir. Adiós.
-¡Hasta luego!- gritaron ellas a coro.
Se pusieron en camino, iban a ser veintisiete largos y duros kilómetros, pero con unos amigos que siempre durarán.
Irían por el kilómetro cinco o así, Ana había sobornado a Carlos para que le llevase la mochila y este que tiene menos coeficiente intelectual que una lavadora, accedió.
Álvaro (que le sobraban uno o un par de kilitos) iba hablando con Sara, dejando atrás a Ángel y a Noelia que, por casualidad hablaba con Jorge para conocerse un poco mejor.
-Bueno y tu ¿tienes hermanos?- le preguntó Noelia.
-No, soy hijo único. ¿Y tu?
-Tengo un hermano de diecinueve años, un incordio pero le quiero mucho- dijo ella con una sonrisa.
-Mira parece que ya hemos llegado- le dijo él señalando un edificio verde a lo lejos.
Una vez acomodados, más o menos, se ducharon y se pusieron a comer.
Como siempre Ana, Sara y Noelia se sentaron juntas sin Álvaro, porque le había dado una insolación. Así que un sitio al lado de Noelia estaba vacío.
-¿Me puedo sentar?- preguntó Jorge.
-Sí, sí- le dijo Noelia atragantándose con el agua- ¿sabes como está Álvaro?
-Un poco quemado- dijo el chico entre risas. Noelia tampoco podía aguantarse las ganas de reír.
Se pasaron la tarde haciendo el tonto y el ganso, ya que eran sus especialidades.
-¡Noelia!- gritó Miguel- toma esta nota es para ti.
Y antes de que la chica pudiera decir algo, este había desaparecido. Abrió la nota.

TE ESPERO ESTA NOCHE,
CUANDO TODOS DUERMAN
EN EL VESTUARIO DE CHICOS
A LAS 9:30
                            JORGE.
Cayó la noche, Noelia antes de acostarse vio que Jorge ya no estaba.
Se hicieron las nueve y media y, sin despertar a nadie, pasó por el pasillo y se dirigió al vestuario.
Antes de entrar alguien la tapó los ojos. Noelia se sobresaltó.
-Soy yo- dijo la dulce y suave voz de Jorge- confía en mí.
Le cogió la mano y la llevó a un sala llena de pequeñas velas. Le destapó los ojos.
-Madre mía, es increíble- dijo ella asombrada- ¿para qué me has traído aquí?
-Para decirte algo que ojala te lo hubiese dicho de otra manera- dijo agarrándola de la cintura- te quiero.
Le acarició la cara con intención de besarla, pero ella se apartó.
-Jorge, no estoy preparada para besar a alguien- dijo ella apenada- lo siento.
<Pero que has hecho> pensó ella <no estoy preparada, por favor tengo quince años deja de comportarte como una niñata de trece años>
Al oír aquella frase, Jorge no puedo aguantarse las lágrimas y se sentó en uno de los banco del vestuario llorando. Noelia se acercó a él y se sentó a su lado.
-Si es que soy un idiota, todo me sale mal contigo- dijo secándose las lágrimas- perdóname, por favor.
-No te voy a perdonar por que no has hecho nada malo- dijo ella dándole un beso en la mejilla- solo te pido que me des tiempo para aclararme las cosas.
Ella se levantó del banco dirigiéndose hacia la puerta y una vez que parecía que se había ido, volvió y dijo:
-Te quiero.
-Lo sé- dijo él dejando de llorar.
Noelia se fue a la cama, pensando en lo que hubiese pasado si ella hubiera accedido a dar aquel beso. Estaba confusa y tenía preguntas sin respuesta en la cabeza.

Capítulo 4.



 4. EL AMOR DUELE

Segundo día de travesía, otra vez levántate a las cinco y media de la mañana, desayuna mal desayunado y cárgate la mochila al hombre para caminar esos veinte kilómetros de los que te acordarás toda la vida.
Caminar bajo ese sol del que era fácil coger una insolación y alzar la vista hacia las cuestas del camino que parecían el Empire State, en el caso de Noelia eso no le importaba, tenía cosas más importantes en las que pensar.
-Sara, tengo que hablar contigo- le dijo Noelia apurada.
-¿Qué ocurre?- preguntó su amiga intrigada.
Noelia le contó a su amiga todo lo que había pasado la noche anterior y lo que podía haber pasado si ella no fuese tan cobarde y tan niña. Si hubiese pasado, Jorge no si hubiera puesto a llorar.
Sara quería hablar con el chico que no dejaba vivir a su amiga, aunque sabía que a Noelia no le haría mucha gracia. Así que cuando se instalaron en el nuevo refugio, Sara se acercó a Jorge.
-Jorge ¿puedo hablar contigo sobre Noelia?
-Que le ha pasado, está bien- se apresuró a decir el chico.
-Sí tranquilo. Me contó lo de la otra noche y no para de darle vueltas a la cabeza.
-Sé que fui u idiota, todo es culpa mía- se lamentaba Jorge.
-No es eso de lo que está preocupada, si no de que hubiese pasado si ella hubiera accedido a darte el beso. Está fatal por como te sentiste.
-Debo hablar con ella, dile que le espero detrás del comedor.
-De acuerdo, se lo diré.
Sara corrió hasta donde estaba su amiga para contarle la noticia. La encontró hablando con Pilar una chica de su misma edad de la que las tres se habían hecho muy amigas.
-Pilar te la robo un momento- le dijo Sara agarrando del brazo a Noelia.
-Toda tuya.
-¿Qué pasa?- preguntó Noelia alterada.
-Jorge quiere hablar contigo, en la caseta, detrás del comedor.
Y antes de que Sara pudiera decir algo más, Noelia había desaparecido.
Corrió lo más rápido que pudo aunque, fue en vano. Al llegar a la caseta, Noelia se arrepentía de estar allí. Vio como Paola, una de las chicas más guapas de todo el campamento se besaba con Jorge, el príncipe azul de Noelia. La chica no sabía como reaccionar. Se quedó allí quieta, llorando. Hasta que Jorge apartó a Paola.
-Noelia…- dijo él acercándose a ella, peo ya era demasiado tarde, Noelia se había ido corriendo- ¡Noelia espera!
-Déjala solo es una cría- dijo Paola agarrándolo del brazo, pero este no se dejó.
-Para mí es muchísimo más que una simple cría, así que no te atrevas a llamarla así otra vez.
Jorge se dio la vuelta con la esperanza de que la chica estuviese allí, pero había vuelto a desaparecer.
Fue a buscarla donde estaban sus amigas.
-Ana, Sara ¿habéis visto a Noelia?- les preguntó el chico sofocado.
-No, porqué ¿qué pasa?- preguntó Ana.
-Paola me engañó para que yo le besara, Noelia lo vio, se echó a correr llorando y ahora ya no la encuentro- dijo Jorge cogiendo aire.
Sara que, aunque la chica no era muy inteligente, empezó a pensar el lugar donde, para Noelia, comenzó todo.
-Yo sé donde puede estar- le dijo Sara- ¿dónde fue la última vez que estuviste con ella?
Jorge recordó que la noche en vestuario fue la última vez que estuvo con ella.
-En el vestuario- dijo el- gracias chicas, os debo una.
Fue corriendo hasta llegar al pasillo que lleva a los vestuarios. A la derecha le pareció oír los llantos de la
chica. Entró y allí estaba, sentada en el suelo con la cabeza metida entre las piernas. Jorge se acercó a ella.
-¿Noelia?
-¡Déjame en paz!- gritó la chica sin mirarle a los ojos. Hizo la acción de levantarse, pero Jorge la retuvo sujetándola del brazo.
-Por favor, escúchame. Yo no besé a Paola, ella me engañó para que yo lo hiciera. Yo no quería hacerlo.
Noelia era la primera vez que le miraba a los ojos.
-Y como hago yo ahora para creerte, como sé que no fuiste tú quien la besó- dijo ella con los ojos rojos de tanto llorar.
-Pues… porque te quiero- dijo Jorge reprimiendo las ganas de llorar el también- porque eres en la primera persona que pienso cuando me levanto y la último cuando me acuesto. Y ahora mis preguntas son, ¿me quieres? ¿Quieres que me vaya?
Noelia no respondió automáticamente, ¿cómo sabía que no le mentía? Pero no podía pensar en hacer lo correcto.
-No, por favor- dijo ella cogiéndolo de la mano- ¿qué tengo que hacer para que no te vayas?
-Ya sabes lo que quiero- dijo acercándose a ella.
Él no estaba jugando limpio, ella ya sabía a lo que el se refería y también él sabía que ella iba a tener tentación, pero no podía hacerlo.
Jorge volvió a hacer el intento de besarla por segunda vez y ella se negó nuevamente.
-¿Qué pasa?- preguntó él.
-No puedo.
Jorge miró al techo insatisfecho por la decisión de la chica.
-¿Por qué?
-Porque aunque tenga quince años no sé si estoy preparada para esto. Así que no pierdas más el tiempo conmigo y vete con una chica que si que lo esté.
-Esperaré lo que haga falta. Te quiero demasiado como para perderte.
Noelia se acercó al chico y le dio un beso en la mejilla.
-Tiempo al tiempo- le dijo ella con una tímida sonrisa. Salió del vestuario para encontrarse con sus amigos, pero sólo encontró a Pablo.
-Hola Noe, ¿qué tal con Jorge?
-¿Cómo sabes que he estado con él?
-Ana me lo dijo- respondió entre risas- ¿qué te pasa?  
-Si la persona de la que estás enamorada, lo único que desea es besarte y tu te niegas por que, a pesar de la edad que tienes piensas que no estás preparada y sabes que tienes miedo de lo que pueda pasar. ¿Qué deberías hacer?
-Lanzarte- dijo Pablo sin duda alguna- y te lo digo porque me ha pasado y no quiero que te pase a ti lo mismo.
Noelia le hizo caso a su amigo, sabía que él tenía experiencia en esto porque, además de tener las chicas rendidas a sus pies, era un año mayor que ella y sabía lo que hacía.
Noelia vio salir a Jorge del vestuario y no se lo pensó dos veces, corrió a su encuentro para dejar de ser una cría, dejando el miedo atrás.
-¡Jorge!- gritó.
Se lanzó a sus brazos, cerró los ojos y le besó.
Volvió a sentir el mismo hormigueo en el estómago, como cuando en el campamento su chicos le pasó el brazo por sus hombros. Se miraron durante unos instantes.
-¿Y esto? ¿No decías que no estabas preparada?
-Y sigo sin saber si lo estoy, pero le he hecho caso a mí corazón- dijo Noelia mirando a Pablo que le guiñaba un ojo. Jorge le acarició la cara para que se girase y así poder mirarlo.
-Te quiero- le dijo el chico.
-Lo sé- respondió Noelia con su tímida sonrisa.

Capítulo 5.


5. ERRORES


Último día de travesía, todos volvían al campamento. Algunos con alguna insolación, otros con ampollas en los pies y algunos con la preguntas confusas por fin resueltas.
Noelia y Jorge por fin estaban juntos. No sabían si el resto de sus compañeros se habían enterado de la noticia.
Jorge hacía todo lo posible para no hacerlo notar, pero lo que sentía por ella era tan fuerte que, a veces, se le hacía imposible evitarlo.
Una vez llegados al campamento, Noelia no aguantaba más y les contó la noticia a sus amigos.
-¡Qué fuerte!- chilló Sara.
-Me alegro mucho por ti- dijo Carlos- te lo mereces.
Todos dijeron algo excepto Mario que se mantuvo callado, esperando cambiar de tema.
-Gracias chicos- dijo la enamorada con una sonrisa imborrable de la cara- ¡aún no me lo creo!
Aunque, como en las películas, todo lo bonito se acaba. Noelia no sabía que Paola, la chica que besó a su chico malamente, se había enterado de todo lo que la chica les había comentado a sus amigos.
-Vaya- comenzó a decir aquella víbora- al final la niña bonita conseguido lo que quería ¿no?- reprochó Paola.
-Y por lo visto tu no sabes perder- soltó Noelia- ¿qué quieres Paola?
-Vengo a advertirte.
-¿Advertirme de qué?
-De que te vayas haciendo a la idea de que tu historia amorosa con Jorge se va ha acabar.
-¿Por qué me dices eso?- le preguntó Noelia asustada.
-Porque dentro de muy pocos días Jorge y tu no os volveréis a ver hasta dentro de Dios sabe cuantos años y, lo más probable es que él se olvide de ti y salga con otra persona más cercana a él, alguien como… yo , por ejemplo.
-El no lo haría, si me quiere no me olvidará tan fácilmente- respondió Noelia cada vez más asustada. Ella sabía que Paola era capaz de hacer todo lo que estaba en su mano para arrebatarle a Jorge.
Paola soltó una diabólica y fría carcajada.
-Mira criaja, Jorge va a ser mío quieras o no y tu para el sólo serás un amargo y triste recuerdo.
Noelia no aguantaba más y se fue corriendo golpeando el brazo de Paola y entró en su tienda de campaña, asustada sin saber que hacer ni pensar por lo que Paola le había contado fuera.
Se sentó en una de las esquinas más oscuras de la tienda y le pareció ver un larga sombra. Entró un chico de pelo negro, alto y vestí con una camiseta roja y unos vaqueros desgastados, era Mario. El chico consiguió verla sentada en el suelo de la tienda.
-Noelia, ¿eres tú?
-Sí- respondió ella llorando.
Cuando Mario vio llorar a su amiga de aquella manera el mundo se le vino abajo.
-¿Qué te pasa? No llores por favor- le dijo Mario sentándose a su lado.
-Paola me ha dicho que lo más probable es que Jorge se olvide de mí cuando nos vayamos y ella será su novia, porque dice que yo no tengo ninguna posibilidad a su lado. Cuando me lo ha contado, yo me quería morir, Mario- dijo ella mientras su amigo la abrazaba con fuerza.
-Eso nunca va a pasar, tranquila- dijo abrazándola- ¡Dios mío Noelia, pero si estás temblando!
En ese momento, Noelia abrió los ojos y vio a Jorge, perplejo por el abrazo de Mario y su chica. Se fue sin decir una palabra y Noelia se disculpó con Mario para salir en su busca.
-¡Jorge, espera!- gritó Noelia.
Jorge no se dignó a girarse para mirara a la chica que le había robado el corazón.
-Puedo explicártelo- dijo Noelia.
-¡No hay nada que explicar!- aulló el-te he visto, confiaba en ti, y te he visto con Mario.
-El sólo me está ayudando por lo que estoy pasando- respondió con un mar de lágrimas en los ojos- no ha pasado nada.
Mario oyó, desde la tienda, los gritos de su amiga y de su novio, corrió y salió en su ayuda.
-Jorge, tranquilízate- le dijo Mario con valentía- si lo está pasando mal es por ti y por lo que hace quince minutos le ha dicho tu amiguita Paola.
-Y porque no a acudido a mí- dijo Jorge furioso- ¡ah! Claro será porque ella es tan inocente que también siente algo por ti ¿verdad?
A Mario le sentaron muy mal aquellas frases, si que es cierto que desde los ocho años había sentido algo por ella pero nunca había salido a la luz. Debía de cambiar.
-¡No es verdad! Sabes que solo te quiero a ti- replicó Noelia dudosa. No estaba segura de si solo sentía algo por el.
-Si es verdad, siento algo muy fuerte por Noelia y voy a luchar por lo que siento- le dijo triunfante Mario a Jorge.
Noelia quedó petrificada ante la declaración de Mario, no se lo esperaba.
Jorge no aguantó más y se abalanzó sabre Mario. Ambos acabaron en el suelo. Los dos forcejearon, pero Mario se llevó la peor parte. Se quedó tirado en el suelo con el labio inferior sangrando.
Noelia cayó de rodillas al lado de su amigo fulminando con la mirada a Jorge que se tapaba la boca con su mano izquierda.
-Noelia, yo……- balbuceó Jorge
-¡LÁRGATE! No quiero volver a verte más, lo nuestro fue un error. ¡VETE!- aulló la chica llena de ira.
No era una de esas escenas de una película donde están todos felices y contentos. Mario estaba tirado en el suelo con la boca manchada de sangre, Noelia, enfadada, miraba a su amigo y Jorge estaba quieto sin mover un músculo de su cuerpo. Ahora el que lloraba era él.

Capítulo 6.

6. ACCIDENTES.


No podía creer lo que había pasado, Noelia había cortado con Jorge, el chico de sus sueños, pero lo peor de todo era que este le había pegado a uno de sus mejores amigos.
Mario se encontraba en la enfermería, tumbado en una blanca y estrecha camilla. A su lado, Noelia, le contemplaba a la vez que reflexionaba sobre los acontecimientos ocurridos anteriormente.
Con las manos en la cara, Noelia notaba como su amigo se movía y a la vez se despertaba.
-Buenos días dormilón- dijo ella con una pequeña y débil sonrisa.
-Hola- dijo el casi sin poder hablar del puñetazo que Jorge le había metido en el labio- lo siento.
-¿Por qué?
-Porque si yo no me hubiese metido en todo lo que ha pasado, tu seguirías con…
-No pronuncies su nombre- le interrumpió Noelia- el ya no existe para mí.
-Sabes que sí, sabes que no te vas a poder olvidar de el, sabes que aun le quieres aunque otra persona te haya expresado lo que siente, nunca te vas a poder olvidar de el.
Noelia no sabía que decir en ese momento, sabía lo que Mario sentía por ella, sabía que no podía dejar de pensar en ese idiota ni en lo que había vivido con el, pero ahora nada estaba claro en su cabeza. Todo podía cambiar.
-¿Es cierto?- comenzó a preguntarle ella- ¿es cierto que yo te gusto?
-Sí, cien por cien cierto- dijo Mario muy seguro de sí mismo.
-¿Desde cuándo?
-Desde que ambos teníamos ocho años, pero pasaba el tiempo y no me atrevía a decírtelo, porque sabía que yo nunca te podría llegar a gustar.
-No digas eso- dijo Noelia apartándole el pelo de la cara- cualquier chica estarían encantada de estar con un chico como tu. Y, además, yo no he dicho que tu no me gustes.
-Entonces, ¿tengo alguna oportunidad?- dijo Mario rojo como un tomate.
-Te la mereces.
Se oían pasos fuera, era Ana.
-Noelia, ven conmigo. Nos llaman los monitores- dijo Ana- hola Mario, ¿qué tal te encuentras?
-Ahora mucho mejor- dijo el chico sonriéndole a Noelia.
Ana y Noelia salieron de la enfermería. Se dirigieron a un gran corro de gente. Encontraron a Sara, Carlos y Pablo, pero Noelia no vio a Jorge.
-Bueno chicos, será mejor que vayáis a coger vuestros bañadores porque nos vamos todos a la piscina- dijo el monitor.
Sara estaba muy contenta sólo por estrenar su nuevo bikini y presumir de él.
Ana solo pensaba en tomar el sol todo el tiempo que pudiese, Carlos y Pablo estarían todo el rato zambullidos en el agua y Noelia se comería la cabeza con lo que le está pasando y lo que puede pasarle.
Una vez en el autobús, Carlos se sentó con Pablo, Ana con Noelia y Sara con Álvaro. (Nadie sabía lo que se traían entre manos estos dos.)
-Ana, ¿puedes cambiarme el sitio?- le preguntó Miguel, el mejor amigo de Jorge.
Ana miró a Noelia que asentía con la cabeza a la petición del chico.
-¿Qué tal estás?- le preguntó Miguel.
-Todo lo bien que se puede estar con todo lo que me está pasando- le dijo Noelia cabizbaja- ¿sabes dónde está Jorge? No le he visto esta tarde.
-De eso te venía a hablar- comenzó a decir- esto que te voy a decir te puede afectar o no depende lo que sientas. Cuando Jorge vio todo lo que le decías, que no le querías volver a ver más y todo eso, el se quería morir, no quería seguir aquí si tu no estabas con el, a su lado. Con que esta mañana llamó a su padre y este le ha venido a buscar en coche esta mañana, cuando tu estabas en la enfermería con Mario.
Noelia no sabía que decir, ella estaba segura de lo que sentía por Jorge, pero había un interrogante entre ella y Mario.
-Yo no quería llegar tan lejos- dijo Noelia agobiada- ¿qué puedo hacer para que vuelva?
-No lo sé, puede que ya sea demasiado tarde.
Noelia lloraba en silencio. Lágrimas. Otra vez, más lágrimas.
Cuando llegaron a la piscina, los chavales se bajaron del autobús, se pusieron los bañadores y bikinis y disfrutaron del día.
Noelia estaba sentada en el bordillo de la piscina con los pies metidos dentro del agua. No le apetecía hacer otra cosa que no fuese pensar en Mario, pero también pensaba en Jorge y en lo que Miguel le había contado.
Solo quedaban cuatro días del campamento y Noelia debía acabar lo que había empezado.
Sacó los pies del agua, se levantó y allí detrás de ella estaba Paola y, antes de que ella pudiese reaccionar, Paola la empujó al agua tan fuerte que Noelia se golpeó la cabeza contra el suelo de la piscina.

Capítulo 7.


7. REENCUENTROS.


Debieron de pasar las horas pero, por su golpe en la cabeza, Noelia no se acordaba de nada de la tarde en la piscina.
Cuando intentó abrir los ojos vio que estaba en una pequeña sala blanco y a su lado un mujer de unos cuarenta años sentada en una silla a su lado.
-Menos mal que te has despertado- dijo la enfermera- están todos muy preocupados por ti.
-¿Qué… qué ha pasado?- preguntó Noelia aturdida y desconcertada.
-Una compañera del campamento te empujó a la piscina y te golpeaste la cabeza contra el suelo. Te trajo aquí el padre de un chico del campamento en su coche.
Una sonrisa se dibujó en la cara de la malherida. Jorge. Seguro que es el.
-Disculpe- comenzó a decir la chica- ¿antes ha dicho que todos estaban muy preocupados?
-Sí, una monitora, dos chicas y cuatro chicos.
Claro Ana y Sara pero, ¿cuatro chicos? Carlos, Pablo….¡Mario y Jorge!
-Voy a preguntar a ver si alguien quiere pasar a verte.
-Gracias- terminó Noelia.
Vio como Sara y Ana entraban en la habitación. Al verla en ese estado, Sara rompió a llorar.
-No llores guapa- le dijo Noelia a su amiga.
-¿Cómo te encuentras?- le preguntó Ana.
-Mejor, gracias. Aunque no recuerdo quien me empujó al agua.
-¿No lo adivinas?- dijo Sara enfadada- fue Paola.
Noelia no se sorprendió, tenía una ligera idea de quien podía haber sido.
-Pero bueno no te preocupes, los monitores están hablando con ella.
-Verdaderamente todo me pasa a mí- dijo Noelia- y todo es malo.
-No todo- le dijo Ana- Jorge está aquí.
Noelia no sabía que decir, lo mejor era no verle.- ¿le decimos que pase?
-No, no. Dile a Mario que pase el, por favor.
-De acuerdo- respondieron las dos amigas confundidas.
Salieron de la habitación y apareció un chico alto, delgado y moreno. Mario. El chico misterioso que a Noelia le había robado el corazón.
-Hola- dijo Noelia.
-Hola- dijo el con un suspiro- ¿qué tal estás?
-Algo mareada.
-Si quieres me voy y te dejo descansar.
-No- saltó automáticamente la chica de la camilla- estoy bien, tranquilo.
Noelia veía algo diferente en Mario. Cuando se sentó a su lado lo veía más maduro, como si en dos días hubiese dejado de ser un niño a ser un ``hombrecito´´ de quince años.
Mario le cogió la mano a Noelia y esta veía como el chico se aguantaba las ganas de llorar por verla en su estado.
-Siento mucho todo lo que te estoy haciendo y te hice pasar- dijo Noelia soltándole la mano y secándose las lágrimas, se iba a quedar más seca que la mojama de tanto llorar.
-No digas eso- le dijo el buscando su mano entre las sábanas- sabes que el que te lo estás haciendo pasar mal soy yo, habiéndote contado lo que siento.
-Te agradezco el que lo hayas hecho.
-¿Por qué?- preguntó Mario sentándose en uno de los bordes de la cama donde se hallaba la chica.
-Porque me he dado cuenta de que, gracias a tu, estoy enamorada.
A Mario se le nubló la vista cuando la chica de su vida dijo aquella frase.
-Ya lo sé- dijo Mario con los ojos humedecidos- de Jorge ¿no?
-¡No tonto! De ti, te quiero, Mario.
Al oír eso el chico se quedó congelado, no podía creérselo. Llevaba ocho años enamorado de ella.
-Lo dices enserio. ¿Estás segura?
-Nunca lo he estado más. Quiero olvidar todo lo que tuve con Jorge. Creo que en el fondo siempre me gustaste pero no me había dado cuenta.
-No sabes cuanto deseaba que llegase este momento- dijo Mario sollozando.
-Pues ya ha llegado- le dijo Noelia.
La chica se intentó levantar de la cama para ver de cerca a su chico, este vio que le temblaban los brazos y fue a ayudarla. Cuando ella se levantó posó su mirada en los ojos verdes del chico. Mario la agarró de la cintura, era delgada y notaba como le temblaba todo el cuerpo.
La gente veía a Noelia como una chica morena, de ojos color miel y a la vista de esas personas, dura por fuera, pero por dentro era dulce, sensible y frágil. Para el era la chica a la que le habían entregado su corazón. Su chica.
Mario hizo el amago de besarla, Noelia no puso resistencia, pero, por mala suerte, Jorge entró en la habitación. Se quedó mirando a la pareja.
-Me voy para que podáis hablar- le dijo Mario a Noelia dándole un beso e la mejilla.
-Vale.
Cuando Mario salió de la habitación, Jorge se acercó a la chica. Noelia retrocedió unos pasos.
-¿Cómo te encuentras?
-Bien, gracias- dijo Noelia fría como un témpano de hielo- y tu ¿qué tal?
-Bastante bien, con novia.
“Lo sabía, este chico es un mujeriego. Que rápido se olvida de mi.” pensaba Noelia.
-Pues ya somos dos. Estoy con Mario.
-¿Con ese enclenque?- se asombró Jorge.
-¡No es ningún enclenque!- gritó enfadada- es un chico maravilloso.
-¿Y que lo hace tan maravilloso?
Noelia no se pensó dos veces la respuesta que le iba a dar a ese descarado.
-Pues que si me ve con otro chico, y lo único que hago con el susodicho es hablar, no se enfada conmigo ni se abalanza sobre el cuello del otro chico y le rompe el labio.
Jorge sabía a lo que ella se refería. Miró fijamente los ojos color miel de su exnovia.
-Siento mucho todo lo que pasó y te pido perdón por eso- le dijo.
-Te perdono- dijo Noelia de mala gana- pero lo hecho, hecho está y ya no hay vuelta atrás. La vida no tiene un botón de rebobinar, Jorge.
Pensativo, el chico se dirigía a la puerta, la abrió y se detuvo. Porque le ha dicho que tiene novia si es mentira, ¿será para ponerla celosa y que vuelva con el? No, ella ya ha encontrado a un chico que la hará feliz de verdad.
Se dirigió y le dijo adiós a la chica.
-Que seas muy feliz, Noelia.
-Que seas muy feliz, Jorge.

Capítulo 8.


8.TODO SE ACABA.


Noelia pasó la noche en el hospital ¡había estado tres días inconsciente después de que Paola le tirase a la piscina!
El mismo día que salía del hospital, era también el último día del campamento.
Estaba recogiendo sus cosas cuando Sara y Ana entraron en la habitación. Vieron a su amiga cambiada, como si su estancia en la clínica la hubiera hecho más madura. Y así era, ella también lo notaba y, además, las cosas ya estaban más claras en su cabeza.
Las tres se miraron y se dieron un fuerte brazo. Todas lo necesitaban.
-¿Preparada para volver?- le preguntó Sara.
-Sí- le respondió Noelia- aunque va a ser duro decir hola a todos y dentro de unas pocas horas despedirse de ellos.
-Lo va a ser para todos- dijo Ana.
Juntas salieron del hospital. Fuera había una furgoneta blanca con uno de los monitores al volante. Le dio la bienvenida a la chica y las tres se montaron dentro. Cuando llevaban un largo rato de viaje, sonó el móvil de Sara.
-¿Hola?
-Sara- dijo la voz al otro lado del teléfono- ¿Dónde estáis?
Sara tapó el altavoz del móvil para que la otra persona no pudiera oír lo que le iba a decir a sus amigas.
-¿Quién es?- preguntó Ana.
-Mario- respondió Sara. A Noelia se le dibujó una sonrisa en la cara. La chica destapó el altavoz y volvió a hablar con su hermano.
-Estamos llegando. En cinco minutos llegamos al campamento. OK
-Vale. ¿Cómo está Noelia?
-Como nunca- dijo Sara sonriéndole a su amiga. Hubo un momento de silencio.
-Tengo muchas ganas de verla.
-Y tú no sabes las ganas que tiene ella de verte a ti. Te dejo que ya llegamos. Un beso.
-Otro para todas. Adiós.
La chica cuelga a su hermano. Y se dirige a sus amigas.
-Besos de Mario.
-Sí, el que te va a dar a ti cuando te vea- dijo Ana dirigiéndose a Noelia.
Como no ella siempre pensando en lo mismo, así le va. Si se centrase en otras cosas, otro gallo le cantaría.
-Que mala es la envidia- le dijo Noelia entre risas y  dándole un beso en la mejilla a su amiga.
-Chicas, ya hemos llegado- anunció el monitor.
Aparcó. Bajaron de la furgoneta. Noelia se emocionó al ver a todos los chicos y chicas juntos, aplaudirle. Vio a Álvaro, Ángel, Pilar, Miguel, Carlos, Pablo, la asesina de Paola, al rompe corazones de Jorge, pero sobretodo vio a Mario, su chico.
La furgoneta arrancó con el monitor dentro para dejar que todos le diesen una tranquila bienvenida a Noelia.
La chica se secaba las lágrimas, pero era inevitable emocionarse.
El primero en salir de aquel grupo de personas era Álvaro que abrazó a Noelia y consiguió levantarla del suelo.
-¿Cómo estás pequeñaja?- le preguntó.
“Pequeñaja, es verdad, me puso ese mote nada más conocernos” pensó Noelia.
-Bien, gracias.
Álvaro se echó hacia atrás para poder ver con más claridad a su amiga.
-¿Has adelgazado? ¡Ya no me comes bien!- dijo el chico chistoso.
-La comida del hospital no es un manjar ni tampoco abundante- le dijo Noelia.
Álvaro examinó a la chica como se fuese un escáner. Se paró en una parte del cuerpo de la chica, y no es en la que muchos estarían pensando. Se quedó mirando fijamente a su muñeca.
-¡Eh! ¿Qué te ha pasado en la muñeca?- preguntó interesado.
Es cierto, llevaba una fina venda puesta en la muñeca derecha. La enfermera se la debió de poner porque en la caída se golpeó la mano.
-Me golpeé contra el suelo de la piscina. No es nada- dijo Noelia tocándose la muñeca.
-¡Qué alegría de que estés aquí!- dijo Álvaro volviéndola a abrazar, pero esta vez sin levantarla del suelo.
-Y yo me alegro de estarlo.
El siguiente en salir del grupo de personas y darle la bienvenida era Ángel. Su prepotencia se olía desde el hospital.
-Que guapa vas- le dijo el chico.
-Em… gracias- dijo Noelia mirándose la camiseta. Tampoco iba tan arreglada. Llevaba unos pantalones vaqueros cortos, una camiseta de tirantes color turquesa, las deportivas, una coleta alta y no iba maquillada.
-Está preciosa- dijo una voz conocida para ella entre toda la multitud.
Salió un chico alto, moreno, vestía con piratas blancos y una camiseta de tirantes negra. Mario.
Noelia no pudo contener la emoción y corrió a abrazarle. Ella rodeó con sus brazos el cuello del chico y este la cintura de su novia. Ambos querían que el momento de ese abrazo durase para siempre. Se separaron, paro Mario no soltó a su chica.
-No sabes las ganas que tenía de verte, abrazarte y de estar contigo- le dijo Mario retirándole un mechón de pelo.
-Pues ya estoy aquí- comenzó a decir ella- y tengo ganas de hacer una cosa para que todos se enteren.
-¿El qué?
-Esto…- dijo Noelia poniéndose de puntillas, ya que ella era más baja de estatura que se chico y besó sus labios. Fue un beso corto, pero no hacían falta palabras para explicar lo que pasaba y ambos sentían.
Todos soltaron gritos de asombro, sobre todo Sara que saltaba de alegría al saber y ver que su hermanito tenía novia y, además, era una de sus mejores amigas. Ya se las imaginaba de cuñadas.
Pasaron las horas, las últimas del campamento. Mario y Noelia las pasaron juntos en un precioso lugar que había a cinco minutos del campamento. Allí Noelia se tranquilizó después de la bienvenida que le habían dado todos sus compañeros.
Se tumbó en la hierba y Mario se recostó a su lado, apoyando su cabeza en la mano para, así, poder mirar a Noelia. Le veía feliz, pero esa felicidad no iba a durar muchos minutos más.
-¿Estás bien?- le preguntó Mario serio.
-Sí- le respondió ella cogiendo una gran bocanada de aire- ¿y tu?
-Preocupado por una cosa que te tengo que decir y no sé como te la vas a tomar.
Noelia se incorporó y se sentó en la hierba mirando a su chico.
-¿Qué ocurre?- le preguntó preocupada.
-Recuerdas que empecé a buscar universidades a las que poder ir, bueno como todos nosotros y una de ellas me llamó.
-Sí, claro.
-Bueno, pues…- comenzó a explicar Mario nervioso- me han dado una plaza para tres años y… he aceptado.
A Noelia se le vino el mundo abajo. Otra vez se repite la historia. ¿Por qué no podía ser feliz con una persona a su lado?
Mario esperaba alguna reacción de Noelia, pero en vez de eso, ella sólo miraba fijamente la puesta de sol.
-¿Cuándo te vas?- le dijo ella muy seria.
-Mañana- respondió el tapándose la cara con las manos.
-¡Qué, mañana!- gritó ella alucinada. Se puso de pie.- ¡Te das cuentas de que hoy es nuestro último día juntos!
-Lo sé- dijo Mario apenado.
La chica tenía un cúmulo de sensaciones. Estaba enfada pero a la vez orgullosa de la elección de Mario porque se lo merecía, era el mejor de la clase. Pero, sobretodo, quería desahogarse llorando, aunque ella no quería hacerlo delante de el porque se sentiría culpable de las lágrimas de su chica.
Noelia no aguantaba, cayó de rodillas al suelo con las manos tapándose la cara. Lloraba.
-Dios…- comenzó a decir Mario acercándose a ella- no llores, por favor. Sabes que me mata verte llorar. Es lo peor que me puedes hacer.
Cogió las manos de la adolescente y se las apartó de la cara. Tenía los ojos rojos e hinchados.
-¿Y qué quieres que haga? No quiero pensar en la idea de no tenerte durante tres años.
Mario veía el dolor que Noelia sentía, no podía verla así.
-No iré- dijo el- no iré, no quiero perderte.
-No dejaré que hagas eso, me duele decírtelo pero, no puedes dejar pasar una oportunidad así, puede que no tengas otra igual.
-Y que va a pasar con nosotros. Son tres años, Noelia.
Ella se quedó pensativa, lo iba a echar de menos, pero era lo correcto.
-Las relaciones a distancia nunca funcionan y…
-Hay que intentarlo- le cortó Noelia a Mario.
El chico puso sus manos a cada lado del cuello de su novia y la besó. El tiempo se paró para los dos. Fue un beso largo e intenso y ambos esperaban que no fuese el último. Se separaron.
-Tengo que ir a hacerme la mochila- le dijo Noelia muy cerca de el.
-Yo me quedó aquí, pensando. Te veo en el autobús. Quiero pensar en el poco tiempo que tengo contigo.
-De acuerdo- acabó ella dándole un beso en la mejilla.
Noelia se fue de aquel lugar precioso y a la vez abominable.
En el campamento la chica hablaba con Ana, Sara, Pablo y Carlos sobre todo lo que habían vivido en el campamento.
-¿Tenéis hechas las mochilas?- les preguntó un monitor.
-¡Sí!- respondieron los cinco a coro.
-Genial, chicos- dijo el monitor alejándose.
Noelia miraba a sus amigos; “Carlos, quince años. El más pequeño del grupo, pero es el más querido por todos. Recuerdo la primera vez que lo vi. Bajito, pelirrojo, con unas pequeñas gafas y de lo más torpe” pensaba Noelia. “Sara, quince años. Una de mis mejores amigas. Morena, alta y esbelta. Es la hermana de mi novia, Mario. Un chico de quince años, moreno, delgado, de ojos verdes y un cielo. Se iba a ir a una universidad de vete tu a saber dónde durante tres años. Pablo, diecisiete años. El más mayor del grupo. La primera vez que lo vi estaba enzarzado en una de las más famosas peleas del instituto, era de lo más macarra (no es que haya cambiado mucho.) Rubio, ojos oscuros y pelo a lo Justin Bieber. Ana, quince años. La más dulce del grupo y una de mis mejores amigas. Rubia, ojos azules, bajita y desde hace tres años esconde un pequeño secreto. Siempre que está con Pablo se pone nerviosa, al igual que el. Vamos, blanco y en botella, leche. ¡Qué viva el amor!” seguía pensando Noelia.
-¡Oh, oh! A alguien le pasa algo…- dijo Pablo buscando la mirada de Noelia.
Tenía la barbilla apoyada sobre las manos. Una lágrima resbalaba por su mejilla. Claro, ¡cómo para no llorar! Sólo tenía la imagen del momento en el que Mario le había contado todo.
-¿Qué te pasa?- le preguntó Sara.
-¿Tu sabías que tu hermano se va a una universidad para no volver en tres años?
Sara no se esperaba las palabras de su amiga.
-Ya te lo ha contado- dijo Ana.
Noelia levantó la mirada, despegando la barbilla de sus manos. No podía creer lo que su amiga le había dicho.
-¡Cómo! ¡Todos lo sabíais y nadie me lo había contado! ¡Menudos amigos tengo!- gritó furiosa.
-No te lo queríamos contar, porque Mario no nos dejaba- decía Carlos- quería hacerlo el.
Noelia se derrumbó. Tres años sin verle, sin estar con el, a su lado. Mil ochenta días separados. Un mar de lágrimas y llantos caían por sus rosadas mejillas.
Carlos se levantó del banco en el que todos estaban sentados.
-Eres como mi hermana y sabes que no te puedo ver así- le dijo su amigo ofreciéndole un pañuelo de papel para que se secase las lágrimas- si te hemos hecho daño no contándotelo, te pedimos perdón.
Cuando la chica pudo hablar y tranquilizarse, se dirigió a todos sus amigos.
-Lo siento, pero es que…
-Le quieres ¿no?- le dijo Ana.
-Más que eso- dijo Noelia secándose las lágrimas y muy segura de lo que acababa de decir.
Vieron llegar el autobús que les llevaría de nuevo a su casa.
-Bueno- dijo Sara- será mejor que vayamos subiendo al autobús. Ya hay ganas de volver.
Todos se levantaron, cogieron sus mochilas y anduvieron  de camino al autobús
Noelia echó un último vistazo al campamento, recordando todo lo vivido en ese significativo lugar.
-Adiós- dijo susurrando.
Subió al autobús, se acordó del primer día de campamento, todos nerviosos y sentados con sus amigos más íntimos y, ahora algunos estaban dormidos y otros hablando con unas personas que en trece días se habían convertido en unos amigos que durarán para siempre.
Mario estaba sentado en un de los asientos del fondo. Solo y serio, miraba por la ventana pensativo. Noelia nunca lo había visto tan formal.
-Mi hermano te está esperando- le dijo Sara.
Noelia miraba a su amiga que la animaba para que fuese a hablar con el. Echó a andar hacia el asiento donde se encontraba su chico. Se sentó a su lado.
-¿Qué has pensado?- le preguntó curiosa- dímelo, por favor.
Mario la miró fijamente, pero no dijo nada. Se dedicó a abrazarla. En medio de ese abrazo, el chico de ojos verdes besó de manera suave y tierna el cuello de la chica.
-Tonterías, tranquila- dijo Mario sin dejar de abrazarla- te quiero, no sé que haría sin ti.
-Pues estarías con otra- dijo Noelia con una sonrisa. Se separó de el.
-Eso nunca. Eres la única para mí. Sabes que te quiero, te quise y siempre te querré, estemos juntos o separados. Siempre.
Noelia se emocionó al oír esas palabras. Se acurrucó juntó a el y este pasó su mano por el hombro de la chica.
-¿Crees qué funcionará?- le preguntó Noelia- ya sabes, lo nuestro.
-Eso nadie lo sabe pero, espero que sí.
El autobús arrancó, volvían a su casa. Iba a ser un viaje largo, de diez horas nada menos, pero eso no le importaba a la pareja de enamorados.
Mario estuvo observando a Noelia casi todo el trayecto, era tan especial para el. Era la chica perfecta.
La última vez que la miró, tenía los ojos cerrados, debía de estar muy cansada por todo lo que le había pasado en esos trece días de campamento.
-¿Te estás durmiendo?- le preguntó Mario.
-No- dijo ella dando un brinco- no, serán imaginaciones tuyas.
Con esa frase, Noelia pudo sonsacarle una sonrisa, algo forzada por su parte.
-Deberías dormir, estás muy cansada. A mi no me engañas.
-Si te crees que las pocas horas que tengo contigo me las voy a pasar durmiendo lo llevas crudo- dijo ella mirándole a los ojos.
-No me lo recuerdes más, por favor. Ya es muy duro hacerme a la idea yo solito de que no voy a poder estar contigo tres largos años- dijo Mario tapándose los ojos con una mano.
Noelia se sentía mal por la contestación que le había dicho a su novio. Subió los pies al asiento de manera que pudiera agarrarse las piernas con los brazos.
-Lo siento- dijo Noelia triste- perdóname.
Mario buscó la mirada de su chica. Pudo ver que sus ojos ambarinos aguantaban las ganas de soltar alguna pequeña lágrima de culpabilidad.
Colocó su dedo índice en la barbilla de la chica para que ella le pudiese mirar. Noelia levantó la vista, veía a Mario preocupado por ella. Siempre la estaba protegiendo y ella no se lo agradecía de ninguna forma.
-No es culpa tuya- dijo el acariciándole una de sus mejillas.
Cada vez se fue acercando más a ella hasta llegar a presionar sus labios con los de su novia. Fueron muchos besos seguidos, cuatro, cinco, perdieron la cuenta. Se dejaron llevar por lo que sentían.
-¡Ey tortolitos! ¿Qué tal si entre beso y beso probáis a respirar?- les dijo Pablo que estaba sentado delante con Carlos.
A Noelia le entró la risa y tuvieron que parar. Mario echó la vista al suelo, molesto.
-¿Sabes qué? Tú tienes un don- le dijo Mario a su amigo.
-¿Cuál?
-Fastidiarla siempre- le dijo Mario dándole un pequeño, pero amistoso empujón hacia atrás.
Las horas pasaban demasiado rápidas para la pareja de enamorados. Sólo quedaban dos horas de viaje, dos horas de estar juntos, las dos últimas horas que tenían para decirse adiós.
-Sabes, si lo piensas cuando nos volvamos a ver los dos tendremos dieciocho años- le dijo Mario a Noelia.
-Sí, y cuando yo empiece la universidad, tu ya habrás acabado- le dijo ella- serás el más joven de toda la universidad.
-En eso te equivocas. No te lo había dicho pero, los dos primeros años que yo esté allí serán algo parecido a una iniciación para adaptarme. El último año empezaré lo que quiero estudiar.
-¿Y qué quieres estudiar?- preguntó Noelia curiosa, pues Mario no le había contado lo que quería estudiar.
-Ingeniería aeronáutica.
La chica no se sorprendió. Mario siempre había estado interesado por el mundo de la ingeniería. Sara le contaba que, siempre que se iban de vacaciones, su hermano se para a contemplar la estructura de los edificios que le llamaban la atención y empezaba a tartamudear palabras raras que Sara nunca llegaba a entender.
-¿Llorarás cuando me vaya?
-Parece que no lo sepas. Claro que lloraré. Voy a llorar como una niña pequeña- dijo ella mientras veía reírse a su novio- ¿y tu?
Mario dejó de reírse. No sabía que contestar, la pregunta era difícil. ¿Iba a llorar mientras el decía adiós a la chica de su vida?
-No lo sé.
-Sabía que ibas a decir eso- le dijo Noelia mirando hacia otro lado.
-¡Eh! Que no llore cuando me vaya no significa que no te vaya a echar de menos. Van a ser los tres años más largos de mi vida.
Noelia no dijo nada, permaneció callada. Sentía muchas cosas a la vez. Miedo por perderle, pero se sentía orgullosa porque Mario iba a cumplir uno de sus sueños.
-¿Me prometes que no vas a estar con otro mientras estoy fuera?- dijo el para intentar sacarle una sonrisa.
-Idiota, claro que no. ¿Qué piensas que soy?- dijo Noelia dándole un cariñoso golpe en el brazo.
Mario voy a lo lejos que estaban llegando a la estación de autobuses donde los caminos de Noelia y Mario se separarían.
-Ya hemos llegado- dijo Mario muy serio.
-Puff- suspiró Noelia preocupada.
-Tranquila, todo saldrá bien- dijo Mario dándole un beso en la frente a su chica.
Había mucha gente esperando la llegada de los adolescentes. Padres, madres, hermanos y de más familiares, amigos, etc.
Bajaron del autobús para coger sus pertenencias de unas grandes puertas que abría el autobús. Noelia dejó caer su mochila al suelo y corrió hasta sus padres y su hermana mayor. Les dio un fuerte abrazo y un par de besos a cada uno. Mario la observaba sonriente, le daba mucha pena verla así de feliz y en diez escasos minutos verla llorar por su marcha.
-¿Qué tal lo has pasado, hija?- le preguntó su madre.
-Muy bien. Ha habido de todo un poco.
-¿Y tu primer beso, qué tal hermanita?
Noelia se puso roja como un tomate. Mira que su hermana tiene la boca más grande que un buzón.
-¡Qué es eso de un beso!- dijo su padre cruzando los brazos.
-Alucinaciones de tu hija, papá- dijo Noelia echándole una mirada amenazante a su hermana que no paraba de reír.
Giró su cabeza hacia la familia de Mario y Sara, todos le daban la enhorabuena al estudiante por su entrada en la universidad y en otro lado la familia de Jorge, del cual no se despidió ni pensaba hacerlo. Era hijo único, con unos padres ricos que lo tenían muy mimado. Debían de tener casas a patadas, más que litros de agua hay en el mar. Jorge miró a Noelia y con la mano le dijo adiós. Ella no se dignó ni a volverle a mirar, no se merecía ningún gesto suyo.
Volvió a girar la cabeza a la familia de Mario y Sara. La madre lloraba, al igual que Sara, no iban a verle en tres años y si para Noelia era duro, imagínate para su madre y su hermana. En cambio, el padre estaba rígido, en los ojos se le veía que también tenía ganas de llorar, pero le podía el orgullo. Mario abrazó a su hermana.
-Te esperamos en el coche, para llevarte al aeropuerto- le dijo Sara.
-Vale, pero cuando llegue no quiero verte llorar más- le dijo Mario volviéndola a abrazar. Sara desapareció de la escena.
-Noelia, nosotros vamos también a por el coche. Te esperamos dentro. Puede que quieras despedirte de Mario- le dijo su madre.
-De acuerdo.
Noelia vio como sus padres, poco a poco, se fueron alejando de la estación hasta dejar solos a la pareja.
La chica corrió hacia Mario. Mientras corría las lágrimas brotaban de sus ojos. Saltó hacia el y con sus brazos le rodeo el cuello.
-¿No habíamos quedado en que no ibas a llorar?
Noelia no contestó. La idea de no verle en tres años le dejaba sin palabras.
-No empieces ahora con eso- le dijo ella separándose un poco de Mario- ¿A qué hora coges el vuelo?
-Dentro de media hora. A las doce de la madrugada. Llegaré a Boston para poder dormir un poco- dijo el- ¿Me echarás de menos?
-Por favor, Mario que pregunta es esa…
-Dímelo, necesito saberlo- le corto el chico.
-Más que nadie.
Mario se inclinó hacia la chica, ¡le hacia tan feliz en saber que le quería!
Puso su mano izquierda en el cuello de Noelia y su mano derecha en su cintura. Temblaba. Mario no se podía imaginar el miedo que tenía ella de perderlo. Besó sus labios despacio, saboreando cada segundo que les quedaba. Ambos querían que, por un instante, el tiempo se congelase. Pero, la vida no tiene un botón de pausa. Noelia no quería sufrir más y se apartó de el, no demasiado.
-Tienes que irte- dijo ella volviendo a llorar.
-No quiero que mi recuerdo de ti sea viéndote llorar- dijo Mario volviéndola a besar, pero ella lo rechazó.
-Los dos sabemos que tienes que irte. Hazlo por los dos. Vete.
Mario le hizo caso y se fue alejando de ella, pero antes de llegar a la puerta de salida se volvió a Noelia y le dijo:
-Te quiero- dijo diciéndole adiós con la mano.
Noelia vio como se iba de la estación. Salió fuera secándose las lágrimas. Antes de que pudiera darse cuenta, el coche de Mario ya no estaba. Volvía a llorar. Ya está, se había ido.
Anduvo hacia el coche de su padre, entró y se sentó en uno de los asientos de atrás. Sacó un pañuelo de papel y a la vez, una foto se cayó al suelo. Se agachó para cogerla. Era la última foto que Mario y ella se habían hecho juntos. El pañuelo no sirvió de nada.
-Papá, arranca, por favor- dijo Noelia.
Y en esa tarde lluviosa de julio, los caminos de ambos se separaron y no sabían se iban a volver a encontrar tal y como se fueron.